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Se ha completado el proceso de implantación de la reforma educativa que propuso el gobierno en España hace ahora quince años. Desde aquel momento, diversos equipos ministeriales de asesores técnicos, profesores y administradores se pusieron a trabajar en la ley. Se enviaron propuestas para su análisis a centros educativos, ayuntamientos, direcciones provinciales, etc. Finalmente, para alegría de algunos y disgusto de muchos, la ley fue consensuada por todos los partidos políticos en 1990. El día 3 de octubre de ese mismo año se publicó.
Esta reforma se iba a llevar a cabo paulatinamente, comenzando por la enseñanza primaria, año a año, preparando al profesorado por medio de conferencias, cursillos, etc. y adelantando su implantación en centros piloto de enseñanza secundaria a fin de ir haciendo las adaptaciones necesarias para que todo estuviera a punto en el momento de su generalización.
El cambio más radical que introducía la nueva ley era la obligatoriedad de la educación hasta la edad de los dieciséis años, hasta ese momento sólo obligatoria hasta los catorce, ya que ese cambio conllevaba una adaptación de todo el sistema a la nueva ley. No se trataba simplemente de cambiar los programas educativos, había que reestructurar desde abajo toda la trayectoria educativa de los niños y niñas españoles.
Esta reforma, necesaria para que el sistema educativo español se adaptara a la nueva realidad social, no era única en nuestro entorno geográfico. Reformas menos contundentes se estaban llevando a cabo en otros países, pues los diversos sistemas educativos no parecían estar dando respuesta a las demandas sociales. Lo grave de todo esto es que, a pesar de los esfuerzos que se están haciendo para mejorar en materia educativa, no se está avanzando demasiado.
Este texto no pretende hacer un análisis de la reforma educativa española; pretende ser una reflexión sobre la educación en la sociedad actual, en particular la educación secundaria (ya que es en este nivel donde se encuentran los mayores problemas). Estamos asistiendo a un desencanto general del profesorado, instituciones, padres y madres, partidos políticos, estudiantes y público en general con respecto a la educación de nuestros jóvenes. Se ponen en funcionamiento planes, programas, proyectos , y seguimos sin ver resultados positivos.
Cuando la educación era patrimonio de unos pocos, que tenían la suerte de poder recibir las enseñanzas de los maestros, éstos, y en general la educación, gozaban de prestigio y del respeto de todos los ciudadanos. Y puede que la respuesta esté precisamente en devolver a la educación y a los educadores el crédito que merecen. Esto tendría que ser un compromiso social avalado por políticos, administradores e instituciones en general.
Cabe hacerse mil preguntas del porqué de esta pérdida de prestigio. ¿Es posible pensar que ahora que la educación es patrimonio de todos no se le concede el valor que merece? ¿Puede ser que solamente lo que está reservado a unos "elegidos" es digno de consideración? Claramente, con todas las conquistas sociales conseguidas, la respuesta no puede ser afirmativa. De hecho, y teniendo en cuenta precisamente esa realidad, se debe valorar más la labor desarrollada por educadores y educadoras.
Esto no es trabajo de un día. La reconquista del prestigio de la educación compete a gobiernos, educadores y sociedad en general. En este proceso, se debería tener muy en cuenta la opinión del profesorado. En los últimos tiempos los gobiernos parecen obedecer más a las opiniones de los votantes que a los directamente implicados en la enseñanza. Es muy frecuente escuchar las quejas de los padres respecto al profesorado y muy poco frecuente verlos involucrados en el proceso educativo de sus hijos. Es muy fácil echar las culpas a otros.
Es asombroso lo que se espera de los Maestros (con mayúscula). Tienen que hacer labor de titanes: enseñar, educar, cuidar, entender y todo esto con muy poca capacidad de ejercer su autoridad, pues les ha sido arrebatada. Cuando los padres y madres encuentran difícil enfrentarse a la educación de sus hijos ¿cómo se puede pedir tanto al profesorado sin al menos reconocer la magnitud de su labor y concederle el valor que se merece?
Mientras ese prestigio perdido no se
recupere, mientras no se haga una reflexión seria sobre la
importancia de la educación en una sociedad y mientras los
educadores sean considerados meros servidores, los sistemas
educativos seguirán fallando.
1. Asocia las siguientes palabras con una definición o un sinónimo. Cuidado, hay más definiciones que palabras.
a. | Consensuada (párrafo1) | 1. | Reorganizar |
b. | Implantación (párrafo 2) | 2. | Introducción |
c. | Contundente (párrafo 3) | 3. | Decisivo |
d. | Reestructurar (párrafo 3) | 4. | Cumplir con todos |
e. | Desencanto (párrafo 5) | 5. | .Es responsabilidad de |
f. | Patrimonio (párrafo 7) | 6. | Disminución |
g. | Pérdida (párrafo 7) | 7. | Desilusión |
h. | Compete (párrafo 8) | 8. | Anulado |
9. | Con la conformidad de | ||
10. | Propiedad |
2. Rellena los espacios en blanco con palabras del ejercicio anterior.
3. Completa las siguientes oraciones con información del texto.
4. Escribe un párrafo sobre tus puntos de vista acerca de la educación secundaria.
SOLUCIONES
ACTIVIDAD 1
a .9; b. 2; c. 3.; d.1; e. 7; f. 10; g. 6; h. 5
ACTIVIDAD 2
a. contundente; b. reestructuración; c. consensuadas; d. compete; e. desencanto; f. implantación; g. patrimonio; h. pérdida.
ACTIVIDAD 3
a. llegaba hasta los 14 años/era hasta los 14 años; b. de una sola vez/de repente; c. estar informados sobre la reforma/ estar preparados para la reforma; d. La sociedad/Los padres y las madres considera/n que
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